Todo un símbolo de la época de mayor esplendor de Portugal, cuando marinos y aventureros se lanzaban al mar en busca de fortuna.
Situada en la desembocadura del río Tajo, es obra de Francisco de Arruda y constituye uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura manuelina. En el pasado sirvió como centro de recaudación de impuestos para poder entrar a la ciudad.
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