Y allí estaba,
sin hacer ni esperar nada, quería fotografiarlo, pero ya me habían
advertido de lo reacia que es la gente de Marruecos a que se le hagan
fotos, pueden molestarse y bastante si se sienten intimidados. No me lo
pensé, miré a un lado y a otro y cuando él estaba en sus asuntos sin
prestarme atención levanté la cámara, miré por el visor y Zas!! Tenía su
mirada clavada en mi retina...
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